miércoles, 23 de marzo de 2011

Rima LXXVIII

Podrá nublarse
el sol eternamente,
podrá secarse
por un instante el mar,
podrá romperse
el eje de la tierra
como un débil cristal...
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte cubrirme
con su fúnebre crespón,
pero jamás podrá apagarse en mi
la llama de tu amor.

Gustavo A. Bécquer

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